¡Hoy ha comenzado nuestro último día de aventuras!
Nos hemos despertado con una mezcla de emoción y nostalgia, sabiendo que todavía nos esperaba un día lleno de momentos especiales por vivir.
El grupo de los pequeños ha tenido un comienzo muy especial: ¡han disfrutado de un desayuno privado en el comedor interior! Una experiencia pensada para reforzar los lazos que han creado estos días y facilitar una despedida saludable entre nuevos amigos. Mientras tanto, el resto de los grupos ha desayunado en el comedor exterior, como de costumbre, disfrutando del aire fresco y la buena compañía.
Después del desayuno, nos hemos separado por grupos para celebrar nuestras últimas asambleas. Estos espacios son muy importantes para los campistas: nos ayudan a conectar, a comprender cómo nos sentimos, a resolver juntos los pequeños conflictos del día a día y a decir todo aquello que a veces cuesta expresar. También hicimos asambleas con nuestros monitores de referencia, en grupos más pequeños, donde cada uno pudo compartir su experiencia del campamento: lo que más le gustó, lo que menos, con quién se sintió más cómodo y qué vínculos se han formado estos días.
Con esa energía, subimos a las habitaciones a recoger maletas. Con ayuda de los monitores de referencia, organizamos nuestras cosas y dejamos todo bien limpio. Este momento, además de práctico, nos enseña algo muy valioso: cuidar nuestras pertenencias, ser más autónomos y continuar con las rutinas aprendidas.
La última hora de la mañana fue un gran regalo: nos despedimos del pantano con un último chapuzón refrescante y un rato de juegos de mesa y juegos de agua en la orilla. ¡Una manera perfecta de cerrar este rincón tan especial para nosotros!
Al volver al albergue, la comida ya nos esperaba. Tras el éxito de la velada de cine de verano del día 7, muchos campistas pidieron repetir la experiencia… ¡y les escuchamos! Así que, en nuestro rincón de tiempo libre, montamos un cine para ver Madagascar, una película que, además de hacernos reír, nos habla de la importancia de la amistad, el trabajo en equipo y la adaptación a los cambios.
Por la tarde, fuimos rotando en grupo por tres estaciones: piscina, ducha y un precioso taller de anuarios para guardar recuerdos.
El grupo 1 cerró su hilo conductor con una emocionante entrega de diplomas de superhéroes.
El grupo 2 se lo pasó en grande con un “teléfono escacharrado de gestos”, desarrollando de forma muy divertida la comunicación no verbal.
Y el grupo 3 firmó las camisetas que habían teñido días atrás.
Y llegó la cena… ¡y qué cena! Los coordinadores prepararon un divertido McCADE. Pasamos por “el mostrador” para elegir los ingredientes de nuestra hamburguesa y montarla a nuestro gusto. ¡Fue como estar en un restaurante, pero muchísimo mejor!
Después de cenar, llegó el último buzón del campamento… ¡y fue un buzón fiestero! Repleto de cartas llenas de cariño, agradecimientos, recuerdos y muchas emociones compartidas entre campistas y monitores.
La velada de hoy ha sido una verdadera fiesta: juegos típicos como el limbo o seguir coreografías para poder acercarnos a la barra de comida y bebida. ¡Nos hemos divertido muchísimo! Bailes, risas, abrazos… pero también un momento muy especial: la velada del amor, como gran cierre del campamento. Con música suave y un ambiente muy íntimo, nos sentamos todos y abrimos un espacio para que quien quisiera pudiera compartir pensamientos y sentimientos. Lo que escuchamos nos llegó al alma. ¡Qué bonitas palabras y qué grandes corazones tienen nuestros campistas!
Nos vamos a descansar con una mezcla de orgullo, emoción y felicidad. Ver cómo han crecido, cómo se han expresado, cómo han brillado… es el mejor regalo que nos podemos llevar.
Este campamento ha sido una experiencia preciosa. Todos, sin excepción, han crecido, han superado retos, han hecho nuevas amistades, han sentido y compartido emociones nuevas. Han aprendido a convivir, a resolver conflictos, a confiar en sí mismos y en los demás. Nos han demostrado que pueden con todo lo que se propongan.
Un año más, nos despedimos del campamento con el corazón lleno y deseando que llegue el próximo verano para reencontrarnos con nuestra familia campamentista. ¡Os queremos!
